En ciertas ocasiones cuando estoy observándome, descubro cierta inclinación hacia un lado de mi personalidad, o tal vez descubro a cierto yo actuando, tomándome. Esa inclinación hacia el lado egóico, o a ese cierto yo, se vale sólo de los sentidos para mirar a mis semejantes, y muchas, pero muchas veces utiliza la vista.
Cuando eso sucede desconfiguro, o eso intento, la realidad de mi hermano, lo atrofio con mis observaciones, a raíz de esto, creo cierta rivalidad, cierta brecha.
Gracias al Universo, también hay en mí un sabio que observa, tal vez ese sea Yo, quien se percata de la situación y me insta, de algún modo, a invertir la percepción.
y en lugar de mirar a mi hermano sólo con los sentidos físicos, también lo siente, hace contacto, sabe si está preocupado, si está triste, si está alegre; en definitiva, sabe si hay en él bienestar o malestar, y muy calladamente, lo bendice.
Aún no sé mucho acerca de mí, sólo sé que estoy en este lugar, en este cuerpo, así que quiero estar atenta a mis elecciones, quiero poder elegir observarme y elegir cómo percibir. No quiero caer en la trampa de la indecisión, pues sé que cada palabra cuenta, puedo crear unión en lugar de separación. Yo puedo hacer mi contribución.