Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. (Juan 6:35)
A veces nos preocupamos tanto por el sustento material que dedicamos a la obtención del mismo muchas horas durante el dia; las horas que nos preocupamos para conseguirlo y las horas invertidas en efectivamente tenerlo, no hay tiempo para nada más.
Qué sucede con el alimento espiritual? Buscamos ese sustento que nos da energía, fortaleza, plenitud, amor, salud, alegría y felicidad, aún en situaciones difíciles? Dedicamos tiempo para obtenerlo todo desde la Ilimitada Riqueza que nos ofrece nuestra amada Fuente?
Cuando buscamos éste alimento espiritual y vamos abriendo todo nuestro Ser a recibirlo, nos vamos llenando de luz; y en ese momento sólo queremos compartir esa luz con todos, y a medida que compartimos, más se refuerza esa luz en nosotros porque dar y recibir son lo mismo.
Y entonces sucede que también en el plano de la materia se van resolviendo situaciones, comenzamos a recibir también porque todo llega por añadidura.
Hoy Padre Eterno y Santo...agradezco todos los regalos que me diste y que a través de un trabajo de fe he ido recibiendo, comprendo también, que debo aumentar mi inversión en buscar tu alimento; que no me deje tentar por la apatía y por la sordera, quiero abrir mis brazos para recibirte, mis oídos para escucharte y mis ojos para verte en cada hermano. Tan sólo quiero seguirte....