Tal como nos vemos ahora, somos como piedras preciosas desprendidas de una Piedra Mayor, y hemos pasado tanto, tanto tiempo desprendidos que se nos ha pegado una costra oscura que nos cubre y no permite que la luz que llevamos se refleje.
La luz está allí, oculta, no ha desaparecido y no desaparecerá nunca. Nuestro trabajo, si es que estamos dispuestos a realizarlo, es permitir que cada costra sea quitada, poco a poco, amorosamente y con constancia. Creemos que quitarlas nos causará dolor, por tal motivo, nos resistiremos; hasta el momento en que comprendamos que el dolor es causado precisamente por nuestra creencia en las costras y en el dolor.
La luz que proviene de la Piedra Mayor nos proveerá de la fuerza necesaria para mantener nuestro objetivo, y finalmente seremos liberados, y ya no habrá una sola costra que oculte nuestra luz.
Luego de eso...seremos integrados a la Piedra Mayor, viviremos eternamente en Su Amor; y nos daremos cuenta que siempre estuvimos allí, en Su Interior, y que separarnos sólo fue parte de un sueño....el sueño de la falta de Amor..
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