viernes, 7 de septiembre de 2018

Nuestro Patrimonio

Cómo se compone nuestro patrimonio? Pues depende de dónde estemos ubicados. Allí donde fuimos creados, en El Cielo, nuestro patrimonio se compone de Amor, Gozo, Dicha, Abundancia, Plenitud, Conocimiento, Unidad. Así nos creó Dios, completos y eternos.
Y un día decidimos que algo nos faltaba, tal vez no llegamos a apreciar lo que teníamos, lo completo y perfecto de nuestro existir; y abandonamos El Cielo. Dejamos de estar despiertos y elegimos soñar un poco. Dios, nuestro Padre (como sea que lo llamemos), respetó, y aún respeta nuestro libre albedrío, por esta razón nos dejó partir, o nos dejó soñar.
Y soñamos (y aún continuamos soñando) que llegamos aquí al mundo con una mochila vacía, con muchas necesidades, y también con enfermedades, a construir nuestra vida, a obtener todo aquello que pensamos nos hacía falta, a realizarnos como personas. A progresar. Muchas veces a sufrir.
Y en este mundo de ilusiones (el verdadero es El Cielo), comenzamos a trabajar para formar nuestro patrimonio, y cómo se compone ese patrimonio? Por todo aquello que vamos obteniendo, menos todo aquello que vamos adeudando. Y en esa lucha, se va llenando nuestra mochila, también se va vaciando.
Entonces, qué sucedió? sustituimos el Conocimiento que nos fue dado en El Cielo, por la percepción de nuestros cinco sentidos. Sustituimos el Amor, por un juego engañoso de lucha de poderes y control. Sustituimos la Dicha por algunos momentos gratos, de placer; y definitivamente perdimos la Unidad, la Plenitud y la Abundancia.
Ah, pero recordemos que esto es un sueño, y, por qué no soñar un sueño feliz? Entonces podemos decidir comenzar a llenar la mochila de amor desinteresado, que tal vez no es amor perfecto, pero puede ser un reflejo de éste. La llenamos de atenciones para nuestros hermanos, la llenamos de comprensión, la llenamos de ternura, de cariño, no para retener, sino para dar, pues en el dar recuperamos también plenitud y abundancia.
Y qué sucede cuando vemos a un hermano que cree tener su mochila vacía?, pues lo miramos no con los ojos del cuerpo, sino con los ojos del ser; lo recordamos tal como en realidad es,  completo, eterno, pleno, sano, abundante.
Y no se convierte esa mochila entonces en nuestro más preciado patrimonio?

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